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lunes, 21 de octubre de 2013

14.- Los Guardias de Cristal

Cuando los dos jovenes entraron a la Torre, los aldeanos de Tsukuru comenzaron a discutir agresivamente, pero nadie se atrevía a entrar a la Torre Central. 

_ ¡¿Y piensas concebir que la pobre pequeña sea secuestrada por ese maldito?!_ grito alguien con tanta ira que tenia el rostro muy rojo.

_ ¡Tu no hables! ¡Si de verdad te preocuparas por ella entrarias a la condenada Torre y la salvarias!_ chillo una mujer indignada.

_ Quiza sea demasiado tarde... quiza haya muerto la pequeña...

Beatrice lloraba desconsoladamente arrodillada en el suelo, George no hallaba como consolarla, el mismo se sentia asi.

_ ¿De que se lamentan?_ hablo una chica que al parecer estudiaba con Rosalinda y Elena. Todos la miraron_. ¡Esa Rosalinda solo traia problemas! Ademas, vi a ella con el extranjero en la tienda del señor Nicolas hablando, seguramente se traian algo entre manos para ¡aniquilarnos!

Muchas voces comenzaron a replicar.
_ No digas ni una palabra mas, Andrea!_ una mujer esbelta quien debía de ser la madre de Andrea le jalo un mechon de su cabello rojizo, Andrea profirió un sonoro quejido_. ¡Que sarta de tonterias dices sobre esa pobre niña! Debe de estar sufriendo en este momento mientras nosotros charlamos aqui.

Andrea se cruzo de brazos, furiosa. Su madre la ignoro, y  le paso el brazo por los hombros a Beatrice, a modo de consuelo.

_ Aun no puedo creer que todo esto haya ocurrido en un dia_ dijo un anciano raquítico  con pinta de desmoronarse en cualquier momento, se mantenía sujeto al brazo de su hija... En mis tiempos todo era mas tranquilo y la gente en vez de pelear actuaba unida.

_ Pobre del señor y la señora Anderson_ dijo un niño agarrado de la falda de su madre apenado.

En ese momento, un rayo cayo sobre la punta de la Torre Central, asustando a los aldeanos quienes decidieron salir de ahi. Beatrice se nego.

_ ¡No puedo irme! ¡Es mi hija! ¡Es mi pequeña! ¡No puedo dejarla sola en esa Torre!_ lloriqueo, intentando zafarse de los brazos que la agarraban.

La señora Anderson lo logro, y salio corriendo a la puerta de la Torre. Intentaron detenerla en vano. Beatrice abrio la puerta un poco, lo suficiente para que solo entrara ella y se fue como una rafaga de viento.

_ ¡Dios mio!_ grito una anciana , quien era ayudada por una niña y un niño, similares a la pequeña que habia sido atacada por el No Muerto_. ¡Que desgracias han caido sobre la familia Anderson! ¡Que desgracias! ¡Primero la muerte de la jovencita castaña, la desaparicion de la rubia y ahora la señora Beatrice!
_ Yo la buscare.

Todas enmudecieron y sus miradas se posaron en el viejo Nicolas, cuyo semblante expresaba la seriedad mas terrible. Impactados, se apartaron para dejarlo pasar. Nicolas abrio la puerta y en un segundo se perdio en la Torre.

Nicolas ni siquiera parecio inmutarse de la increible belleza de la Torre Central. Por su mente solo pensaba en una cosa: encontrar a Beatrice y descubrir que fue de Rosalinda. Aunque en el fondo sabia que habia sido de ella...

A pesar de que su mente poseia esos pensamientos, no tardo en darse cuenta de que la belleza de la Torre Central habia disminuido. Los cristales estaban apagados, el techo era oscuro como un agujero negro y no habia suficiente luz. 

Pero entonces...

Se volteo alarmado al escuchar un poderoso chillido y el sonido de metales. Subio por las escaleras, lo mas rapido que pudo (no tan rapido, debido a que su vejez le impedia moverse demasiado veloz). Al llegar se encontro con dos gigantes echos de cristal, debian de medir como 2 metros, ambos sujetaban los brazos de la asustada Beatrice y uno de ellos mantenia su mega espada en el cuello de la mujer, de el salia un hilillo de sangre que manchaba los cristales del suelo.

_ Un intruso. Un intruso ha entrado en nuestro magnifico hogar_ dijo uno de los gigantes. Su voz era terriblemente profunda, como una tormenta

_ Los humanos tienen prohibido entrar aquí, es un lugar sagrado, solo pueden entrar seres superiores a estas inmundicias.

_ Sueltenla. Ella esta conmigo. 

_ No eres quien para darnos ordenes, viejo.

_ Soy mas fuerte de lo que creen_ Nicolas los miro amenazadoramente, intimidando a los dos guardias quienes tiraron a Beatrice al suelo, la señora Anderson gimio de dolor en el suelo.

_ Señor... ¿Acaso usted es...?

Nicolas movio la cabeza.

_ Muy bien..._ dijo uno de los guardias en voz baja_. Puede tomar a esta asquerosa mujer e irse.

Beatrice subio la cabeza lentamente hacia Nicolas. Empezo a preguntarse quien era realmente ese anciano misterioso, que casi nunca salia de su casa o de su trabajo. Nicolas le devolvio la mirada, tan serio como siempre.

_ U-usted... usted... ¿quien es  realmente?

El anciano no contesto.

_ Señora Beatrice, dejeme ayudarla_ el anciano ayudo a la señora a levantarse, su cabeza estaba llena de moretones y su brazo sangraba. Luego le susurro al oido_. Le prometo, que ayudare a encontrar a su hija.

Beatrice sollozo ante tal frase. Sabia que su hija nunca mas volvería  Tenia ese espantoso presentimiento que le oprimió el pecho y no le dejaba respirar. Cuando volteo la cabeza los guardias se habían apostado a una pared y no se movían. Entonces se dio cuenta porque la gente que habia osado entrar a la Torre Central no volvia nunca mas, segun lo que los gigantes habian dicho, los humanos NO podian ni tocar el suelo de dichosa Torre, solo seres superiores  podian entrar... Seres superiores. ¿A que se referian con eso? Seguramente se referian a otros raros seres de cristal que habitaban la Torre. Beatrice penso que ojala jamas hubiera existido esa Torre maldita,que  ojala su querida sobrina nunca hubiera muerto, que ojala el extranjero nunca hubiera respirado el aire puro del Pueblo de Sombras,que ojala Rosalinda estuviera con ella...

La mujer penso, sobre todo, en que hubiera dado todo el dinero del mundo solo para recibir otro abrazo de su hija y de su sobrina. 

Nicolas y ella bajaron las escaleras con dificultad. 

_ Muchas gracias, señor Nicolas_ le agradecio ella cuando bajaron al primer piso_. ¿Sabe que fue de... Rosalinda?

_ Me temo que si, señora. Me temo que si... Se lo podria contar, pero dudo mucho que me crea usted. Es un tema muy...delicado.

Nicolas sabia desde el primer momento que Rosalinda no era normal. Desde que vio su marca por primera vez supo el destino que le aguardaba, tal destino era imposible ser cambiado. Nicolas sabia acerca de los Nacidos de Estrella, y la aventura que les aguardaba... Nacer con esa marca era a una bendicion... y a la vez una maldicion.

Salieron de la silenciosa y ahora macabra Torre Central. La gente solto una serie de gritos ahogados y se apuraron en ayudar y a preguntar cosas a Beatrice.

_ ¿Como era?

_ ¡Querida, te ves fatal!
_ ¿Tenia instrumentos de tortura?

_ ¿Un asesino en serie se encontraba alla dentro?

_ Dejenla respirar_ dijo Nicolas, inmediatamente todo el mundo se callo, en verdad que el anciano les daba miedo.

Al instante aparecieron personas cargando a los recientes fallecidos. Todos bajaron la cabeza con pesadumbre y se hizo los minutos de silencio en honor a ellos. La anciana abrazaba a los dos pequeños que sollozaban fuertemente al ver a la chiquilla. 

Beatrice y George se acercaron a Elena temblando. Recordaron los hermosos momentos que habian pasado con ella.

Beatrice le acaricio el castaño y ensangrentado cabello, y se pregunto una cosa muy cierta:

¿Como es posible que en tan solo un dia, en tan solo unas horas, el destino te arrebate lo que mas quieres en el mundo?

CONTINUARA




























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